jueves, 13 de diciembre de 2007

Feminismo y experiencia.

La entrevista realizada y comentada hace un año o dos, tiene plena actualidad en el presente. Es la mirada hacia atrás de una veterana feminista. Desde esa perspectiva, la del feminismo tras el paso de los años, sus argumentos han cambiado.

Leyendo este artículo me ha venido a la cabeza el libro de Susana Tamaro "Escucha mi voz"... pero para hablar del libro me reservo para otro post.

«Feliz de que me exploten»
(Por: Luis Olivera, Arvo.net, 2006-10-30)



Lo sorprendente es que la que hace esta afirmación tan contundente es Christine Collage, veterana feminista francesa, experta en relaciones de familia. Es una luchadora gala de 72 años, que lleva medio siglo escribiendo sobre la situación de la mujer y que dice de sí misma que es “de izquierdas, agnóstica y laicista”. Ya se ve que el feminismo no es patrimonio de ninguna ideología.Collage vivió intensamente el mayo del 68 en París, que es cuando dejó de escribir en la prensa económica gala para hacerlo sobre otros temas más combativos y necesarios para la dignidad de la mujer. Hace algo menos de un año hizo unas nítidas declaraciones a un diario español de difusión nacional, de las que he extraído sus respuestas más esclarecedoras e interesantes para la mujer de hoy.Y empezó a escribir “sobre la relación de la mujer con su pareja, sobre la contracepción, sobre la mujer y el trabajo... ¡Sobre la liberación de la mujer!”. Todos ellos temas que siguen siendo actuales, aunque haya personas todavía miopes cuando se enfrentan a ellos. – Como feminista, ¿hay algo que defendiera cuando era joven y que hoy ya no defienda? –Sí, claro, ¡pero es que hoy es todo tan diferente de entonces...! En su juventud, allá por 1953, “lo necesario era alentar a las chicas a preocuparse sólo de su camino propio, a volcarse en sí mismas, a autodeterminarse. ¡A liberarse de la carga de la familia, vamos! ¡Y eso propugné! Pero, hoy, a una chica del 2003... ¡le diría todo lo contrario!”, señala ahora, mirando hacia atrás sin ira. Pero hoy ya no les dice que se ocupen de ellas mismas, “ya no, ¡porque eso ya no hace falta hoy, eso ya está claro! Hoy les digo: Chica, no relegues tu vida afectiva y familiar, ¡no renuncies a tener hijos, a crear tu propia familia!”. Vaya giro copernicano de una revolucionaria de izquierdas, pero expresado con vehemencia y convencimiento.Aunque esto, a muchos y a muchas, les sonará a conservador o reaccionario, Collage considera que “no lo es: es sólo que el péndulo había ido demasiado lejos, y ahora ya podemos ver que lo sensato es corregirlo un poco...” ¿Por qué demasiado lejos? “Entre mi generación y la actual hay una generación de mujeres muy infelices por esa causa: son mujeres de cerca de 50 años que han logrado consolidar una buena carrera profesional..., pero han sacrificado su vida conyugal y familiar. No han tenido hijos y, dramáticamente, hoy se sienten muy infelices...”–¿Las imitarán las jovencitas de hoy? –No creo... Ya ven que, si lo hacen, acabarán sintiéndose desgraciadas. Porque una vida plenamente humana es aquella que lleva a su culmen todas sus posibilidades, pese a las adversidades y dificultades del camino. Si no se alcanzan, llega la hora de tu muerte... ¡y sientes una carencia, sientes que tu vida no ha sido completa! –Pero es duro: cultivar una profesión... –...sin olvidarse del reloj biológico. Sí: ¡deberán hacerlo todo a la vez: carrera... e hijos! Christine Collage, puesta a hacer balance, dice que está muy satisfecha de su vida y de haber aplicado lo que ahora defiende en el plano de las ideas para cualquier mujer: “Mis cuatro hijos están casados con mujeres a las que aman y han decidido criar muchos hijos: ¡Tengo 15 nietos! De eso deduzco que lo he hecho bien, pese a todos los percances”. Porque no todo ha sido un paseo triunfal, igual que le pasa a todo el mundo; también ha sufrido trances amargos, como el que ella considera personalmente el más duro: “Con 22 años, uno de mis hijos se sentó a mi lado y me dijo: “Vengo a despedirme de ti, porque voy a suicidarme”. Era un claro “S.O.S.”... Su hijo tenía en aquel momento “todos los problemas en los que pueda meterse un joven de 22 años... Deudas... Todos… ”. Pero Christine le ofreció también todo su apoyo y ayuda: -“Aquí siempre tendrás cobijo y comida”, le dije; “pero todo el resto tienes que arreglártelo tú sólo: no voy a darte más dinero”. Hoy es el padre feliz de una familia numerosa...”.– Y usted, ¿ejerce de abuela?, le preguntan.– Como al 90% de los abuelos... ¡Me explotan! ¡Y estoy muy feliz de que me exploten! Esta feminista, agnóstica y laicista francesa tiene muy claro qué pasaría en la sociedad actual si hoy todos los abuelos y abuelas se esfumasen: “¡Sería un cataclismo, una catástrofe social! Sin abuelos, desaparecería la mujer moderna: la pareja trabajadora con madre autónoma se sustenta sobre los abuelos. Sin ellos..., habría que reinventar la comuna”. Abuelos o comuna: vaya alternativa. No creo que el problema sea que lleguen a faltar los abuelos, dado el incremento de la esperanza media de vida. Excepto, claro está, que los aparquemos en residencias de gente mayor y, así, impidamos que puedan cumplir esa gran función en la sociedad de transmitir valores y de dar cohesión a la familia. Porque su misión es algo más que hacer de ”canguros” de sus nietos. El problema podría ser el que, siguiendo las tendencias actuales entre las parejas jóvenes, de tener miedo al compromiso y al sacrificio que supone tener hijos y educarlos, no hubiera nietos de los que ocuparse. Pero espero que el sentido común que nos transmite la experiencia y el consejo de Christine Collage, contribuyan a invertir esas tendencias actuales. El testimonio de esta mujer, que es el de la vida misma, nos ayuda a ser optimistas. A pesar de las miopes de siempre, cuya presunta revolución les va a llevar a la soledad y al vacío existencial.

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