jueves, 27 de marzo de 2008

El negocio de las madres de alquiler indias


India: parejas de países ricos pagan a madres de alquiler
(Aceprensa)
Fuente: International Herald Tribune
Fecha: 7 Marzo 2008

No planean viajes de placer, ni tampoco quieren ir de compras. Ponen su atención en la India, pero no les interesa el Taj Mahal ni les mueven motivos turísticos. Son parejas de países ricos que pagan a madres de alquiler que presten su útero para gestar un hijo para ellos. Y todo a un precio mucho más barato que en los países occidentales.

Según el reportaje que publica el International Herald Tribune, cada vez son más las parejas de los países ricos que acuden a estos curiosos “intercambios comerciales” con países del Tercer Mundo. En Anand, una ciudad al este del estado de Gujarat, más de 50 madres de alquiler están habitualmente embarazadas con niños de parejas norteamericanas, británicas y de otros países ricos. Algunas de esas parejas se alojan nueve meses en un hotel cercano, hasta que en la clínica de al lado da a luz para ellos... una madre de alquiler.

La doctora Naina Patel, que trabaja en una clínica de Anand, afirma que a los americanos les gustan las mujeres indias: “No tienen vicios, no beben alcohol, no fuman ni se drogan”. Y además a buen precio: 30.000 dólares para vuelos, hotel y cuidados médicos; solo 300.000 rupias (7.500 dólares) para el alquiler de una madre.

Y una cosa más: las mujeres que alquilan su vientre no saben para quién trabajan. Ni siquiera saben si la criatura que llevan en su seno tendrá unos padres que son los dos hombres. El silencio es necesario, también porque en India la homosexualidad es ilegal. A veces el encargo al extranjero se hace para eludir la ley nacional. Es el caso de Israel, que ha legalizado en febrero la adopción de niños por personas del mismo sexo, pero no permite contratar madres de alquiler a parejas homosexuales. El reportaje se abre con el caso de una pareja de hombres homosexuales que ha “encargado” un niño a través de un servicio de este tipo en la India, donde es legal, sin que la madre de alquiler sepa para quién trabaja.

“Solo quiero ganar dinero para dar una educación a mis hijos”, dicen las mujeres indias, sujetos pacientes del arrendamiento.

Ver artículo original: Foreign couples turn to India for surrogate mothers.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Campaña del "sexo seguro" en España.

Ética y eficacia en las campañas de salud sexual
El consenso internacional sobre prevención del sida propone una estrategia con tres elementos: abstinencia para los jóvenes sin pareja, fidelidad en las parejas y, cuando lo anterior no sea posible, preservativo para reducir el riesgo. En cambio, las campañas de “sexo seguro” realizadas en España en los últimos quince años solo difunden el tercer mensaje. En el último número de Cuadernos de Bioética (enero-abril 2008), José Jara Rascón y Esmeralda Alonso Sandoica, médicos, analizan los presupuestos y resultados de esas campañas. Ofrecemos un extracto de su trabajo.
Firmado por Esmeralda Alonso Sandoica José Jara Rascón
Fecha: 26 Marzo 2008

El ejercicio de la sexualidad en la población adolescente se ha convertido en un campo de confrontación ideológica. Simplificando las posturas, se podría afirmar que el debate se reduce a dos líneas argumentales. Por un lado se afirma que la única actitud posible, en un Estado donde existe un amplio pluralismo de opiniones, es la promoción del “sexo seguro” mediante la utilización de preservativos u otros métodos de barrera en las relaciones sexuales para evitar tanto embarazos no deseados como posibles enfermedades de transmisión sexual.

Frente a esto, se situaría la opinión por la cual, precisamente debido a esta variedad de estilos de vida, el Estado debe promocionar las conductas que ofrezcan mejores posibilidades de conseguir una estabilidad afectiva y emocional a largo plazo en la vida sexual de sus ciudadanos. Se estaría hablando en esta última opción de “sexo responsable” y esto requeriría una actuación más integral en el campo de la educación abordando diversas facetas.

Los embarazos precoces no bajan

Desde 1995, periódicamente se repiten las campañas de salud sexual por parte del Ministerio de Sanidad. Los matices y lemas escogidos entre dichas campañas suelen oscilar poco, teniendo habitualmente como población diana a los adolescentes y a la población joven. La justificación aducida para su puesta en marcha suele ser la constatación del aumento del número de abortos, la propagación de la epidemia de la infección por el VIH (sida) o el aumento de enfermedades de transmisión sexual (ETS), y la propuesta que se ofrece a la población es siempre la misma: el uso de métodos de barrera mediante la utilización del preservativo.

Dado que cada una de estas campañas tienen un alto coste económico (la iniciada en 2004 bajo el lema “Por ti, por todos, úsalo” requirió la inversión de 1,4 millones de euros), parece ineludible plantearse qué resultados se están obteniendo. Concretamente, ¿se ha logrado, al menos, la estabilización de las cifras de abortos, la punta del iceberg de los embarazos no deseados, en los últimos años?

Según datos del Instituto de Economía y Geografía del CSIC, en el año 2000 cuatro de cada diez adolescentes españolas entre 15 y 19 años que estaban embarazadas optaron por interrumpir la gestación durante ese año. Esa proporción resulta ser el doble de la encontrada en 1990.

Esta línea ascendente en el número de abortos entre los adolescentes se ha mantenido sin apenas mesetas en los informes oficiales emitidos en años sucesivos sin que las sucesivas campañas realizadas hayan sido capaces de frenarla. De hecho, el Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE) en su informe “Juventud en España 2004” señalaba que, a pesar de que los jóvenes tienen hoy más información que nunca sobre temas sexuales y métodos anticonceptivos, todo indica que no es suficiente: una de cada diez jóvenes españolas se queda embarazada sin desearlo, la mayoría (un 75%) entre los 15 y los 21 años.

Estas importantes cifras de gestaciones interrumpidas y embarazos no deseados en la adolescencia parecen relacionarse con bastante probabilidad con el descenso en la edad de inicio en las relaciones sexuales. De hecho, una encuesta sobre “Sexualidad y anticoncepción en la juventud española”, realizada recientemente con más de 2.000 entrevistas personales a jóvenes entre 15 y 24 años, reveló que en sólo tres años la media de edad de la primera relación sexual había bajado de estar por encima de los 17 años a situarse en los 16 años.

Más infecciones

Por otra parte, llama la atención los escasos (más bien casi nulos) resultados alcanzados con la “píldora del día siguiente” (PDS), de la que se dispensaron en farmacias y hospitales durante 2005 medio millón de unidades.

Sin embargo, como se ha mencionado previamente, la cifra de abortos ha mantenido su evolución progresiva al alza sin inflexiones desde la introducción de este nuevo recurso de anticoncepción de emergencia. La explicación de este fenómeno es fácil de comprender si se tiene en cuenta que las posibilidades de embarazo tras una única relación sexual se sitúan en sólo un 8% y la eficacia de la píldora disminuye en relación al tiempo transcurrido desde el coito hasta su ingesta, por lo que no siempre es eficaz. Por tanto, un enorme número de píldoras dispensadas no habrán servido para interrumpir ningún embarazo, sencillamente porque dicho embarazo no se había producido. En cambio, la publicidad mediática desarrollada en torno a esta PDS, haciendo pensar que si se produce un embarazo no deseado la ingesta de la PDS resolverá el problema, parece aumentar el número de relaciones sexuales de riesgo, por lo que el efecto final conseguido es el inverso al previsto.

Respecto a las infecciones de transmisión sexual, la evolución de los últimos años, después de varias campañas consecutivas, tampoco permite demasiados optimismos respecto a los logros obtenidos. Frente a las 700 infecciones de sífilis y a las 805 de gonorrea declaradas en 2001, en 2005 se registraron 1.255 y 1.174, respectivamente, según datos del Sistema de Enfermedades de Declaración Obligatoria.

Visión simplista de la sexualidad

El ejercicio de la sexualidad conlleva una gran carga ética al implicar un acto de interrelación humana mediante el cual dos personas ponen en contacto no sólo sus cuerpos sino también su intimidad más profunda, entrando ahí en juego sentimientos, confianza, compromisos, afectividad e incluso disponibilidad para asumir todo lo que supone engendrar una nueva vida. Por el contrario, cuando lo que predomina es una vivencia contraria a la ética, el acto sexual puede ser también expresión de egoísmos, utilización de otra persona en beneficio propio, engaños, deslealtades e incluso ejercicio de vejaciones humillantes para la pareja.

Por tanto, plantear la educación sexual únicamente como aprendizaje de medidas de protección para no contagiarse de posibles infecciones o evitar embarazos parece una visión demasiado simplista de la sexualidad. Cuando este enfoque se vuelca sobre los jóvenes el resultado esperable es lo que se ha denominado una educación tipo “parche”, incapaz de atajar problemas, insuficiente, tardía y demasiado biológica.

De hecho, hay que asumir que el sexo no es, en contra de lo que a simple vista pueda parecer, una práctica estrictamente privada. Su repercusión social es enorme, con claras implicaciones sobre la demografía de los países y la necesidad de un amplio consumo de recursos si se realiza un mal ejercicio. Los embarazos de menores de 19 años, por ejemplo, suponen en una gran cantidad de casos rupturas de la trayectoria biográfica de esas personas, con déficits posteriores en su escolarización y consecuentes dificultades en su entorno social, laboral y familiar que requerirán posteriormente, en muchos casos, la ayuda de diferentes agentes sociales.

Imposible neutralidad

Sin embargo, posiblemente, las autoridades sanitarias, no sólo en España sino en el amplio entorno europeo occidental, se planteen que su función a la hora de diseñar estrategias de prevención en salud sexual para adolescentes debe mantener una postura neutral, lejos de ser calificada como “moralista”, teniendo en cuenta siempre las diferentes sensibilidades sociales ante la sexualidad. Pero, ¿es posible ser neutral en esta materia?

Se puede afirmar que existen dos posturas antagónicas respecto al modo de entender la sexualidad. En un extremo estaría el sentimiento de que la sexualidad se debe ejercer de modo libre, sin ataduras ni compromisos. En la contrapartida a esto, se situaría la idea de que los actos sexuales se deberían realizar en un contexto de amor, lo que implicaría lógicamente un compromiso, ya que no se entiende fácilmente un “amor” que sea de usar y tirar. Por todo ello, es difícil asumir que realmente se pueda mantener una postura estrictamente neutra al promover estilos de conducta sexual. O se acepta promover la estabilidad en las relaciones sexuales de nuestros jóvenes o se estará cayendo insensiblemente, aún sin proponérselo, en promover conductas de sexo entendido como un acto lúdico más, sin compromiso y sin amor.

La prevención realista

Debido a esto, el amplio grupo de expertos que, como expresión de un importante consenso, firmaron un artículo publicado en The Lancet bajo el título “Ha llegado el momento para una actuación conjunta en la prevención de la transmisión sexual del HIV”, optaban por desideologizar el debate sobre estrategias de prevención, en principio aplicables al sida, pero también extrapolables a actitudes y comportamientos de riesgo en cualquier actividad sexual. Mencionaban que una política sanitaria realista de prevención de infecciones por vía sexual debería incluir la promoción de la abstinencia entre los jóvenes sin pareja estable y de la fidelidad entre parejas estables ya constituidas, además de la promoción del preservativo para aquellos que ya hubieran optado decididamente por la promiscuidad.

Al igual que ante cualquier riesgo de epidemia, se intentaría así frenar su expansión disminuyendo el tiempo de exposición a los posibles agentes causantes de la infección y, simultáneamente, disminuyendo el número de posibles contactos capaces de propagar el agente infeccioso. Esta línea de actuación propuesta, básica ante cualquier riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas, no ha sido aceptada en nuestro entorno cultural. Sin embargo, no se han dado razones sanitarias, epidemiológicas, para rechazarla.

En el mismo sentido se ha manifestado la Academia Americana de Pediatría, la cual, a través de su Comité sobre la Adolescencia, elaboró recientemente un informe incluyendo entre sus recomendaciones “promover la abstinencia sexual entre los pacientes adolescentes en el momento apropiado” para conseguir disminuir situaciones de riesgo. Posteriormente, este mismo Comité ha aportado nuevas reflexiones sobre la influencia de los medios de comunicación en la sexualidad de la adolescencia concluyendo de modo bastante realista que parece imprescindible buscar la colaboración de los medios en la promoción de actitudes saludables como la abstinencia y la fidelidad en los adolescentes. Estos postulados, no se ofrecen desde ninguna postura ideológica o religiosa preconcebida, sino que se argumentan exclusivamente en base a motivaciones de prevención en salud pública.

Un clima social favorable

Sin embargo, no se debería caer en posturas demasiado simplistas o excesivamente optimistas, asumiendo que bastaría con promover la abstinencia sexual entre los jóvenes, mediante slogans atractivos en carteles publicitarios, para que el comportamiento de éstos cambiase en un importante porcentaje, lográndose así disminuir las tasas de abortos, embarazos no deseados o ETS.

Para maximizar las posibilidades de éxito en la prevención de actitudes de riesgo promoviendo un ejercicio responsable de la sexualidad, se deberían intentar actuaciones en un doble plano: la formación a nivel educativo (involucrando tanto a profesores como a los propios padres de los adolescentes) y la creación de un clima social favorable (cooperación de medios de comunicación, agentes sociales, apoyo político institucional).

Respecto al clima desarrollable cara a cara con los adolescentes, tanto en la escuela como en las familias, parece básico señalar que sólo una educación integral en valores puede aportar el marco apropiado para que se comprendan conceptos como la lealtad en las relaciones de pareja, el respeto hacia la otra persona, el autodominio en el control de la afectividad, la aceptación del compromiso como un valor positivo, la apertura hacia la entrega que supone aceptar una gestación, etc.

En este sentido, se deberían propiciar encuentros con los padres para encarar posibles dudas sobre la educación de los hijos adelantándose a problemas futuros. Se intentará así fomentar la madurez afectiva del adolescente, intentando prevenir que las primeras relaciones sexuales obedezcan a presiones del grupo que le rodea, por seguir una moda más o menos impuesta pero no deseada o como consecuencia de situaciones de alcoholismo o consumo de drogas de fin de semana. Este último tipo de relaciones compulsivas, precipitadas, realmente no reflexionadas, son las que pueden con más facilidad dejar secuelas psicológicas o dar lugar a embarazos no deseados, de los cuales un importante porcentaje acabará engrosando el número de abortos ya existente.

Esta visión integradora de la sexualidad debe ser respaldada por la sociedad para no crear un clima de esquizofrenia intelectual entre las enseñanzas recibidas en el entorno próximo del adolescente y lo que se percibe a través de otras fuentes de información. De esto se deriva una gran responsabilidad para los poderes públicos, que pueden propiciar un clima favorable a un ejercicio responsable de la sexualidad o favorecer que se considere como una simple actividad lúdica más. El diseño de campañas de salud sexual donde se recuerde a los adolescentes que “las relaciones no son un juego” puede favorecer la aceptación de normas de autocontrol por parte de los jóvenes, al crearse un clima favorable para ello, del mismo modo que se ha propuesto en relación con el abandono del tabaquismo o del consumo de drogas.

sábado, 22 de marzo de 2008

Orgullo de maternidad


Orgullo de maternidad: mujeres que la reivindican
Artículo de Jorge Enrique Mújica, publicado en Forumlibertas el 5 de marzo)

"El feminismo debe repensar la maternidad", decía la veterana activista Ivonne Kniebiehler. Y no es la única revisando el tema.


El hombre y la mujer no son, no eran, ni serán nunca iguales (que no significa que no tengan igualdad de derechos y responsabilidades). La impronta física del nacimiento, reflejo externo de lo más hondo que existe en cada hombre y mujer, su alma, nos lo hace evidente; el ser humano es un ser sexuado sólo en dos modos posibles, hombre o mujer.

El afán por sembrar la confusión ha llegado hasta la negación del primer valor, del más excelso don de la feminidad, de su ser mujer: la maternidad.

Hoy en día las políticas familiares de muchos países la han desprotegido; buena parte de la opinión pública joven femenina la ha venido minusvalorando y tomando como muro de contención que imposibilita el ulterior desarrollo profesional. No se promueve en foros mundiales, vende poco en televisión, el cine la ha olvidado como argumento central, no se anuncia en centros comerciales ni es portada de diarios y revistas… Se ha tomado como un anti-valor, como una decisión poco moderna, como una condena.

Y sin embargo, poco a poco, parece encenderse otra vez la luz de la esperanza que no hace sino recordar que la mujer también tiene el derecho, el más noble, a que no se desvirtúe ni se “ideologice” la maternidad. Son pequeñas sacudidas “sísmicas” de voces femeninas con resonancia pública que quieren reivindicar el orgullo de serlo.

Ahí está la octogenaria Ivonne Knibiehler, historiadora francesa y conocida figura del feminismo, quien en entrevista al diario Le Monde declaró que “La maternidad seguirá siendo una cuestión capital de la identidad femenina”. “El feminismo debe en primer lugar repensar la maternidad; todo lo demás será por añadidura”, ha precisado.

O ahí está también la ex periodista premio Pulitzer y ahora escritora asistente para la universidad de Stanford, Catherine Ellison, quien aventurada en la barca de la maternidad ha escrito “La inteligencia maternal”, un libro donde asegura que la maternidad hace a la mujer más capaz.

Otra mujer, Elise Claeson, periodista sueca de unos de los principales periódicos nórdicos, el Svenska Dagbladet, ha alzado la voz en una de sus columnas al escribir: “Oídnos, queremos ser madres”.

Eva Herman, durante 18 años reconocida presentadora del informativo más visto en la televisión alemana, ha salido de lo políticamente correcto al escribir para la revista Cicero que abandonar el hogar no es un imperativo categórico.

A la par que en Alemania salía su libro “El principio de Eva”, en Suiza aparecía “Ama de casa, el mejor trabajo del mundo”, de Marianne Siegenthaler, con buena acogida por parte de las “managers domésticas”.




Perspectivas de mujeres como las mencionadas reivindican el papel de la maternidad en la sociedad; hacen recordar que el verdadero feminismo aboga por una revalorización de la dignidad, del papel y de la vocación de la mujer.

Es cierto que la maternidad es también una vocación que implica deberes, pero son esos deberes precisamente los que la hacen más noble, más loable, más ella. Y es que sólo una mujer puede ser madre. Sólo ella es capaz de dar lo que únicamente dan las “mamás”: su maternidad.

La mujer tiene el derecho a no ser influenciada por quienes hacen ver el tesoro de la maternidad como una carga, una condena, una actitud poco moderna. Tal vez aquellos que así piensan o que a esto encaminan, jamás han sentido el beso único y maravilloso de un hijo que es capaz de pronunciar por vez primera y con la ternura propia de los niños, la palabra “mamá”.

jueves, 13 de marzo de 2008

Juno


Muchas gracias a Benita por regalarnos este artículo acerca de la nueva película de Jason Reitman. La © opio en este blog con su autorización explicíta de su autora.

La reseña apareció riginalmente en el blog Familia en Construcción. El link: JUNO

Una chica de dieciséis años se queda embarazada. No es la primera vez que sucede algo así entre sus compañeras de colegio. Ninguna de ellas es madre. El entorno le facilita un aborto rápido y prácticamente secreto. Un nombre falso y una breve "intervención" y "problema" resuelto.

La gran personalidad de Juno, independiente en relación con las opiniones ajenas, le permite actuar con gran libertad y rendirse a la evidencia. Antes de entrar en el centro donde tenía pensado abortar, una compañera del colegio (manifestándonse en solitario ante el centro) le intenta disuadir de sus intenciones. Juno pasa de largo desoyendo el discurso de su amiga pero retiene un dato: su bebé tiene uñas. Una vez en el centro, lo inóspito y frío del entorno le hace reflexionar y decide que su bebé con uñas tiene que nacer.

Un merecido oscar al mejor guión original y una muy fundada nominación de Ellen Page (Juno) como mejor actriz entre otras tres nominaciones a los oscar avalan esta interesante película. Si bien no podríamos calificarlo de cine familiar es una película que pasará a la historia porque más allá de las estupendas interpretaciones y unos ingeniosos diálogos invita a un serio análisis sobre el valor, la libertad de elegir y el valor de la vida.

Os dejo con el trailler:



miércoles, 12 de marzo de 2008

Europa: estímulos a la natalidad para rejuvenecer la población


¿Hasta que punto debemos confiar en la inmigración para evitar el envejecimiento demográfico?. Es una solución de "pan para hoy, hambre para mañana", ya que la población joven que llega a Europa nos sustituirá, de acuerdo, pero ¿y sus países de origen?, ¿quién los sacará adelante si los jóvenes huyen en masa?. La solución no me parece buena. En cambio, la respuesta más natural, la de que las europeas afrontemos la responsabilidad de conseguir el relevo generacional, parece que es mucho más dificil ya que se trata de variar el chip, de cambiar mentalidades, de afrontar nuevos estilos de vida en los que se valore más el ser que el tener.

Transcribo un artículo de Aceprensa, comentando las propuestas del parlamento Europeo respecto al envejecimiento demográfico.

El Parlamento Europeo propone adaptar las políticas familiares al envejecimiento demográfico
Firmado por Aceprensa
Fecha: 12 Marzo 2008

El Parlamento Europeo ha aprobado un informe sobre el futuro demográfico de Europa en el que pide a los Estados miembros que adecuen sus políticas sobre la familia al previsible envejecimiento de la población. Si no se hace algo para invertir la tendencia, la media de edad podría pasar de los 39 años en 2004 a 49 en 2050.

Y es que la insuficiente tasa de fecundidad (1,5 hijos por mujer) y el aumento de la esperanza de vida están llevando a notables mutaciones en la estructura de la población. Los cambios en la pirámide de edades se empezarán a notar pronto en la economía, en forma de presiones sobre el gasto público, que aumentará un 10%.

Otra de las consecuencias del envejecimiento poblacional es el aumento de la tasa de dependencia (número de personas mayores de 65 años dividido por el de personas de14-65 años), que pasará del 25% que había en 2004 al 53% en 2050.

Natalidad e inmigración

Al preguntarse por las causas del declive demográfico, la Eurocámara apunta en primer lugar al descenso de la natalidad. Pero sostiene que en esto influyen también los problemas de infertilidad, que afecta a casi el 15% de las parejas. Los diputados rechazaron que los Estados miembros se hagan cargo de los tratamientos por infertilidad, pero acordaron que estuvieran accesibles a los que quisieran recurrir a ellos.

Otra respuesta al problema es la adopción: la Eurocámara propone a los parlamentos nacionales que faciliten los procedimientos de adopción de niños originarios de otros países e instan a los Estados de origen a que no pongan obstáculos a la adopción de niños víctimas de malos tratos y huérfanos.

Para el Parlamento, España es motivo de preocupación por tener una de las tasas más bajas de fecundidad (1,38 en 2006), de modo que el aumento de la población y el empleo solo ha sido posible por la inmigración.

Sin embargo, en el conjunto de los países europeos la inmigración legal no es suficiente para paliar los efectos del progresivo envejecimiento de la población. Por esto el Parlamento recomienda adoptar medidas para aumentar la natalidad de la población residente en la UE. Entre otras cosas, los eurodiputados se han manifestado a favor de la reagrupación familiar de los inmigrantes legales.

Vida laboral y familiar

Otras de las medidas se orientan hacia la conciliación de la vida familiar y laboral, como la propuesta de que los Estados actúen contra los empresarios que discriminen de cualquier modo a las trabajadoras que deseen ser madres. Los diputados también aconsejaron la puesta en marcha de medidas para que las bajas por maternidad o permisos de paternidad dejen de estar penalizadas en el cálculo de las pensiones de jubilación. Incluso plantean la posibilidad de otorgar mejoras en las pensiones de jubilación en función del número de hijos criados.

Los diputados abogan por crear centros infantiles a precios asequibles, en línea con lo decidido en el Consejo Europeo de Barcelona de 2002, que pedía a los Estados miembros que creasen, antes de 2010, centros para, al menos, el 90% de los niños de edades comprendidas entre los 3 años y la edad de inicio de la escolarización obligatoria.

El Parlamento recomienda apoyarse más en los mayores y promover los convenios que permitan la prolongación voluntaria de su vida laboral más allá de los 65 años, así como reducir las prejubilaciones. En el caso particular de España, las cifras de empleo entre las personas mayores son superiores a la media europea y se prevé que sigan aumentando.

Pero aunque la salud de los mayores haya mejorado, el Parlamento también anima a preparar el sistema sanitario para el incremento de demanda de una población que envejece.

lunes, 10 de marzo de 2008

Entrevista: ¿A qué causas se deben las fracturas en la lealtad matrimonial?



(Por: Jutta Burggraf, Revista Padres & Hijos, 2008-03-05)


A veces se culpa la independencia de la mujer actual. No creo que sea el problema de hoy. Al contrario, es una suerte que exista, porque sólo quien es interiormente libre e independiente puede amar y entregarse verdaderamente a los demás. Voy a enumerar brevemente algunas dificultades:

1.- Dos personas se casan hoy, en general por simpatía y amor; es decir, por motivos subjetivos y menos objetivos. Esto es muy bueno e ideal, si no se dejan completamente de lado los aspectos objetivos como la cultura, la forma de ver la vida, etc. Casarse por amor, me parece que es la única razón aceptable para contraer matrimonio. Sin embargo, hoy en día, no es raro que falten casi todos los motivos objetivos. En este caso, la fidelidad matrimonial es sumamente difícil. Porque cuando se acaba el amor, cuando llega la monotonía cotidiana, hay que perseverar sin un entorno exterior que sostenga.

2.- Muchas veces los esposos tienen distintos campos de acción, ya sea en la familia, en la profesión fuera del hogar. No se ven durante muchas horas del día. Sin embargo, tienen contacto con otras personas, hombres y mujeres, y con ellos comparten sus intereses y planes profesionales. Cuando vuelven cansados a casa, ya no tienen fuerzas para dialogar o hacer planes y esto genera una distancia entre los esposos.

3.- Al mismo tiempo, la opinión pública y las costumbres occidentales no protegen el matrimonio. Incluso se puede decir sin exagerar que se hace propaganda a la infidelidad.

- ¿Qué facilitaría que el matrimonio sea feliz en el transcurso de los años?

- Claro que no hay recetas fijas, pero podemos reflexionar un poco sobre lo que puede facilitar la vida cotidiana.

1.- Amor decidido. Si al contraer matrimonio los cónyuges son conscientes de que toman una decisión para toda la vida y tienen la firme voluntad de permanecer unidos hasta el final, pase lo que pase, en tiempos de sol y de lluvia, de nieve, hielo y tormenta, entonces pueden desarrollarse libremente, en un clima de seguridad y de confianza. Conviene perder el miedo a las crisis. Conflictos y divergencias de opiniones existirán siempre allí donde varias personas viven en estrecho contacto. Lo decisivo es la actitud que se adopta ante aquellas situaciones difíciles, aprovechar la oportunidad de estrechar los lazos de unión superando juntos las dificultades. A menudo, la disposición de perdonar es la única esperanza en el camino hacia un nuevo comienzo. Con los años un cónyuge va amando más al otro porque quiere amarle, porque se ha decidido por el otro de por vida y está dispuesto a soportar desilusiones.

2.- Respeto mutuo. Hoy en día el hombre y la mujer se encuentran en el matrimonio uno junto al otro con la misma dignidad, la misma altura, los mismos derechos y deberes. A veces, existe mucha independencia social y económica y, a la vez, una gran dependencia afectiva. Pero sólo aquel que es interiormente libre y autónomo puede entregarse a los demás. Por tanto, hay que reconocer la necesidad de mantener una sana distancia en el matrimonio. La vida en común no debe convertirse en una atadura o cárcel que restringe la libertad del otro. Un cónyuge no puede quitar al otro la posibilidad de desarrollarse y llevar adelante iniciativas propias; para llegar a una profunda unidad es necesario seguir siendo dos personas individuales. No se ama al otro, mientras no se la ama en sí mismo. El tú no es la prolongación del yo, el tú es el misterio del otro que pide ser afirmado en sí mismo.

3.- Apertura a la vida. Un matrimonio verdaderamente feliz descubre continuamente nuevos horizontes, está abierto a otras personas, también a una futura descendencia. Tiene el valor de transmitir la vida, de conservarla, de amarla y de velar por su desarrollo. Pero si la unión sexual se entendiera exclusivamente como la procreación, se denigraría al cónyuge al tratarlo como un simple medio. En cambio, si están integrados en el amor matrimonial tanto el deseo de tener hijos como la búsqueda de la unión sexual, se puede considerar conseguida la relación.

4.- Sentido del humor. Sebastianne Chamfort tiene una frase que es muy importante para la vida cotidiana de la familia: "cuando hayas estado un día entero sin reír, habrás perdido totalmente ese día". El que tiene sentido del humor puede olvidarse de sí mismo y de este modo está libre para los demás. Tendemos a plantearnos problemas existenciales por cosas insignificantes y esto afecta a las relaciones. Debemos esforzarnos por no contemplar las múltiples cosas pequeñas de la vida desde su aspecto negativo. Cada cosa tiene dos caras y vale la pena centrar la vista en aquella cara de la que podemos reírnos a gusto o al menos sonreír.

- Mucha gente llega a otra conclusión: ya no quieren casarse porque no quieren llevar una vida de engaño, y tampoco quieren tener las complicaciones de un divorcio. Prefieren vivir algún tiempo juntos. Si van bien, se pueden casar y si van mal, se separan sin grandes problemas y desventajas económicas...

- Vivir en una relación abierta, de hecho, es mucho menos atractivo de lo que parece. Si se declara que no es necesario casarse, con frecuencia se llega a exterminar, de un modo muy sutil, el amor entre el hombre y la mujer. Cuando dos personas viven juntas sin casarse, en algún rincón de su corazón queda un resto de desconfianza. Es como decirle: "yo te quiero hoy. Pero no sé si te querré mañana (o dentro de diez años) y por eso prefiero no meterme en líos". Las relaciones abiertas traen consigo muchas frustraciones y decepciones, el amor se enfría con la falta de confianza.

La familia y también el matrimonio pertenece a lo que la naturaleza humana pide. Cuando digo matrimonio me refiero a una relación estable permanente entre un hombre y una mujer que da seguridad y confianza. Me gusta compararlo con un muro, construido alrededor de una gran plataforma, en la cumbre de un monte alto y escarpado. Gracias a ese muro, los niños pueden correr en la plataforma con toda libertad, pueden hacer sus juegos más salvajes, saltar y bailar, sin peligro alguno de caída. En cambio, cuando falta el muro, uno sólo puede moverse lentamente, con cuidado y miedo de perder la integridad. Disminuye la alegría de moverse, de emprender grandes cosas y comerse el mundo.

- En época de dificultad, ¿cómo se replantea la fidelidad?

- El matrimonio, vida común indisoluble, es la mejor garantía para la felicidad de la familia. El matrimonio lleva a una felicidad mayor que el amor espontáneo; éste puede ser muy apasionante pero queda inmaduro si huye de la entrega definitiva. Es un desafío mantenerse unidos uno al otro, también en tiempos de crisis o de poca comprensión. Todo matrimonio pasa por tiempos de crisis, igual que toda persona humana, cuando crece experimenta sus conflictos de desarrollo. Es muy normal que haya momentos duros en la vida. Uno puede notar monotonía, desazón, quizá la falta de una plena realización profesional; ve que los planes se derrumban y que los hijos son muy distintos de lo que deseaba. A veces, con los años aparece el remordimiento de no haber dado al otro todo lo que requería... Pero, toda crisis trae consigo un cambio, y puede ser hacia una madurez mayor, hacia una confianza más plena. El día de la boda no es la última estación, sino al contrario, es el comienzo de la verdadera aventura de la vida del amor. Si se tiene la conciencia clara de que el matrimonio dura hasta la muerte, entonces se esfuerza uno mucho más para hacer de él una empresa atractiva.

- ¿Bastan los deseos de fidelidad?

- Todos conocemos muy bien las debilidades y flaquezas de nuestra naturaleza: hoy sentimos gran pasión por una persona; mañana quizá, por otra. Por eso, no bastan los deseos de fidelidad. Hace falta llegar a una alianza objetiva: comprometerse también cara la sociedad, con implicaciones jurídicas, lo que se traduce en este caso en contraer matrimonio. Esta alianza, hecha exteriormente hacia fuera, es una protección del amor. Es decir a la otra persona: "Yo te quiero verdaderamente, y siempre quiero quererte. No sé todo lo que pasará a lo largo de mi vida. A lo mejor, hay tentaciones y conflictos. Pero tengo la voluntad de superarlas y para probártelo te doy una promesa oficial".

viernes, 7 de marzo de 2008

Homenaje de Forges a la mujer trabajadora






Mañana es el día mundial de la mujer trabajadora. He escogido algunos chistes de Forges, publicados en años anteriores. Es un modo de expresar con mucha chispa, temas muy serios.

miércoles, 5 de marzo de 2008

La ideología de género se introduce en la legislación española



La ideología de género se ha introducido fuertemente en el ordenamiento jurídico español en los últimos cuatro años, más que en otros países occidentales. Es la tesis de María Lacalle Noriega, profesora de Derecho Civil de la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid), expuesta durante la Jornada sobre Ideología de Género organizada el pasado 16 de febrero por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales. La agencia Zenit resume su intervención.

Fecha: 3 Marzo 2008

Leyes como la del “matrimonio homosexual”, la ley contra la violencia de género, e incluso regulaciones que han tenido menos repercusión como la del “cambio de sexo” en el Registro Civil, suponen una implantación formal de esta ideología en España, que previsiblemente se reforzaría con una introducción de los “derechos reproductivos” si se modificara la ley del aborto.

Según esta investigadora, la ideología de género ha logrado imponerse en España en tres ámbitos legislativos clave: la identidad personal, la familia y la educación.

La ideología del género “parte del convencimiento de que la mujer ha sido explotada por el hombre a lo largo de la historia mediante la imposición de roles y estereotipos sociales totalmente injustos y arbitrarios que la han mantenido apartada de la vida pública, privada de derechos y recluida en el ámbito familiar”, afirma.

La “deconstrucción” de la identidad personal

Según María Lacalle, la ideología de género “pretende instaurar una sociedad en la que todos los individuos sean iguales, una sociedad sin diferencias entre los sexos en la que cada uno, independientemente de las características biológicas con las que nazca, escoja su propia identidad de género y su propia orientación sexual”.

La investigadora cree que esta ideología está detrás de varias de las leyes aprobadas en los últimos años, como la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, en el apartado en el que regula el cambio de sexo en el Registro Civil cuando “no se corresponda con su identidad de género”.

“Esta ley banaliza de una manera alarmante la cuestión de la identidad sexual. En primer lugar, no requiere un estudio psiquiátrico en profundidad, sino que permite que se cambie la inscripción registral con un simple informe psicológico; no exige cirugía de reasignación sexual, y tampoco establece como estrictamente obligatorio el haber seguido un tratamiento médico para acomodar las características físicas a las correspondientes al sexo reclamado”.

Para Lacalle, esta ley muestra “una concepción del ser humano según la cual la identidad sexual es una variable subjetiva de cada persona. Es como si cada uno pudiera ‘inventarse’ a sí mismo: la naturaleza no cuenta, cada uno hace lo que quiere porque la libertad se concibe como una fuerza omnipotente y autocreadora. El deseo de cada uno se convierte en motivo suficiente para pretender alterar la realidad”.

El tabú de la maternidad

La maternidad, como realidad fisiológica exclusiva de la mujer, es una de las cuestiones más atacadas por las feministas de género: los nuevos derechos reproductivos y sexuales “tienen por objeto que la mujer controle por completo la fertilidad, y que tienen como núcleo central el acceso al aborto sin restricciones de ningún tipo, como algo imprescindible para que la mujer pueda ser auténticamente libre”, afirman.

Como detalle que expresa esta concepción, María Lacalle explica que los términos “maternidad” y “procreación” están siendo sustituidos en los textos internacionales por “trabajo reproductivo”. “Este término fue acuñado por Carolyn Hannan, que fue directora de la División para el Avance de la Mujer de la ONU, y desde entonces se utiliza profusamente. Es un término que indica claramente la concepción que tienen de la maternidad. La consideran como una maldición, una carga pesada que la sociedad ha impuesto a la mujer para someterla y recluirla en el ámbito privado, para que no pueda prosperar profesionalmente. Todo lo que sirva para liberar a la mujer de este trabajo reproductivo debe ser promocionado social y jurídicamente”, añade.

Esta concepción explica el renovado interés por la modificación de la ley del aborto, reclamada desde las organizaciones feministas cercanas al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero de manera especial en los últimos meses.

La “guerra de los géneros”

Otra de las leyes en las que el feminismo radical ha logrado imponerse es la Ley Orgánica 1/2004, de medidas de protección integral contra la violencia de género. En ella, la relación entre el hombre y la mujer se define como “necesariamente conflictiva”. De hecho, en el preámbulo se afirma que “la violencia se dirige contra las mujeres por el hecho de ser mujeres y que es consecuencia de la desigualdad histórica de la mujer en la sociedad”.

“La concepción de las relaciones entre el hombre y la mujer en términos de lucha, de rivalidad, de antagonismo, provoca un desquiciamiento de la propia identidad tanto de la mujer como del hombre”, afirma Lacalle. Además, esta ideologización no lleva realmente a la solución del problema, pues no se tienen en cuenta otras causas directamente relacionadas con el aumento de la violencia, como la drogadicción o las rupturas familiares.

Para la investigadora, se están manipulando los datos: “desde los años noventa han ido aumentando las muertes de mujeres a manos de sus parejas y ex parejas, pero también las muertes de hombres a manos de sus parejas y ex parejas, los suicidios de unos y otros, la muerte de niños, la violencia de los adolescentes contra sus padres y las agresiones a las personas de mayor edad dentro del ámbito doméstico. Por no mencionar la violencia en parejas de lesbianas, que es mucho más elevada que la que se produce en parejas heterosexuales. Pero todos estos datos no se difunden a través de los medios de comunicación, y si no se difunden, no existen”.

¿El fin de la familia?

Según Lacalle, uno de los objetivos del feminismo de género es acabar con la familia, a la que considera “la principal fuente de opresión de la mujer”: “Estamos asistiendo a una transformación radical del Derecho de Familia, que ya no la protege, sino que la crea, la inventa. Es la ley, sin ninguna consideración a la realidad natural, la que decide qué es el matrimonio, qué es la familia y qué es la paternidad”.

Esta ideología subyace en las leyes 13/2005 (por la que se modifica el Código civil en materia de derecho a contraer matrimonio para dar cabida a las uniones homosexuales), 15/2005 (por la que se regula el divorcio unilateral y sin causa), y 14/2006 (sobre técnicas de reproducción humana asistida), así como en la supresión del apartado 3 del artículo 154 del Código Civil, que reconocía la facultad de los padres de corregir moderada y razonablemente a los hijos, y la polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía.

Para la profesora Lacalle, las últimas reformas de Derecho de Familia “han suprimido el matrimonio. El matrimonio, en cuanto unión de un hombre y una mujer abierta a la vida y con vocación de permanencia, ya no existe en nuestro ordenamiento jurídico”. Con la ley 13/2005, “se contempla el matrimonio como un invento social que va cambiando y adaptándose a las circunstancias históricas”.

“Parece claro que el inusitado interés en aprobar esta ley no se debía simplemente al deseo de dar entrada al pequeño número de homosexuales que quiere contraer matrimonio –desde la entrada en vigor de la ley hace dos años y medio, unos 4.500– sino de obtener el reconocimiento social para la homosexualidad y redefinir radicalmente el matrimonio, privándole de sus elementos esenciales”, añade.

Por otro lado, la ley del “divorcio exprés” “encaja perfectamente en la ideología de género, pues si cada uno se construye y se inventa a sí mismo, y puede construir su relación como quiera, también se le debe reconocer la capacidad de destruirla a capricho”.

“El concepto de matrimonio que se maneja en esta ley se basa en el mero afecto, prescindiendo de cualquier función social, y se pone todo el énfasis en la satisfacción emocional, psicológica y sexual que proporciona a sus participantes. La ley se fija en el deseo y en la libertad individual. Si uno de los cónyuges desea romper su matrimonio, su deseo ha de hacerse realidad sin más consideraciones. No hay que tener en cuenta al otro cónyuge, ni tampoco hay que pensar en el daño, a veces irreparable, que se produce en los hijos. Sólo el deseo es importante”, añade.

Padres sin hijos, hijos sin padre

Otra de las claves del desarrollo legislativo en cuanto a identidad personal se refiere, es la Ley 14/2006 sobre técnicas de reproducción humana asistida, en la cual se redefine la paternidad y la maternidad como un “derecho” que la sociedad debe satisfacer.

Lacalle explica que la ley reconoce el derecho de acudir a estas técnicas a toda mujer mayor de edad independientemente de su estado civil y orientación sexual. Si es una mujer casada con un hombre, la ley “presume” que el padre es el marido de la mujer; si es una mujer casada con otra mujer, la ley las considera a ambas “progenitoras”; y si es una mujer sola, el niño legalmente no tiene padre, porque según la ley el donante no es un padre sino “el lugar” donde se ha producido el material genético. “No es que su padre no lo quiera reconocer: es que, legalmente, no tiene padre, y no se le permite buscarlo, ni conocerlo, ni relacionarse con él en manera alguna”. Por la misma razón, al ser la paternidad y la maternidad un rol social y nada más, se defiende la adopción por parte de homosexuales.

Además, la legislación se entromete también en el derecho de los padres a educar a sus hijos. Para Lacalle, “es una intromisión bastante sorprendente, teniendo en cuenta las circunstancias, pues parece que el panorama generalizado no es precisamente de autoritarismo de los padres hacia los hijos, sino todo lo contrario. La mayor parte de los padres han tirado la toalla, han abdicado de su autoridad y consienten todo a sus hijos. Y sin embargo, parece que existe un interés en minimizar la autoridad de los padres, en lugar de en reforzarla”.

Lacalle recuerda que en la Ley Orgánica de Educación “no se menciona para nada la autoridad de los padres. Esto ya fue denunciado por el Consejo de Estado en su informe, que recomendó al Gobierno que incluyera algún párrafo que hiciera hincapié en la autoridad de padres y profesores, pero el Gobierno hizo caso omiso”.

Por otro lado, el rebajamiento de la edad de consentimiento para mantener relaciones sexuales ha provocado que muchos padres no sepan nada –ni tengan derecho a ello– de la vida de sus hijos. “Según la legislación vigente, a los trece años se puede consentir en mantener relaciones sexuales, sea con personas del mismo o de distinto sexo, incluso con un adulto. Las propias administraciones fomentan la precocidad de los adolescentes en materia sexual, como queda demostrado en los folletos de sexo infantil que se reparten en los centros escolares de algunas comunidades autónomas”.

Por otro lado, la Ley Orgánica de Educación 2/2006 “está impregnada de ideología de género, lo cual queda claro desde el mismo Preámbulo, donde se dice que son fines de la educación, entre otros, el desarrollo de las capacidades afectivas del alumnado, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual, así como la valoración crítica de las desigualdades, que permita superar los comportamientos sexistas”.

“En la asignatura Educación para la Ciudadanía esta ideología está presente en todas las etapas, especialmente en la Educación Secundaria Obligatoria. Se rechaza cualquier diferenciación entre varón y mujer, llegando a identificar diferencia con discriminación; se insiste machaconamente en la diversidad afectivo-emocional, en la posibilidad de elegir la propia identidad y orientación sexual”, añade.

María Lacalle afirma que el ataque a la familia “es una constante de todas las ideologías totalitarias que han pretendido un control de la persona. En todo este proceso de ingeniería social o deconstrucción de la sociedad, la familia es un obstáculo. Minar la autoridad de los padres es necesario para manipular libremente a los niños y configurar sus conciencias y su visión del mundo y de las cosas”.

domingo, 2 de marzo de 2008

Trabajo y salud.


Trabajar más de 40 horas semanales perjudica más a las mujeres
(ABC/ EFE, 2008-02-29)


Trabajar más de cuarenta horas semanales es perjudicial para la salud, especialmente la de las mujeres, según un estudio que ha elaborado la Agencia de Salud Pública de Barcelona.

El estudio, que lleva por título "Perspectiva de género en el análisis de la relación entre largas jornadas laborales, salud y percepción del propio estado de salud", lo han redactado Lucía Artazcoz, Imma Cortés, Carme Borrell, Vicenta Escribà-Agüir y Lorena Cascant y lo acaba de publicar el "Scandinavian Journal of Work, Environment & Health", que es una publicación científica bimensual que se edita en Helsinki.

Para elaborarlo, se entrevistó a 2.792 personas, todos trabajadores legales, de ellos un 51% hombres y, el resto, mujeres, durante un año, con cualquier tipo de perfil laboral.

En el estudio se asegura que las largas jornadas laborales afectan diferente a los hombres y a las mujeres, ya que "mientras a los hombres sólo supone dormir un número determinado de horas insuficiente, para las mujeres supone dormir poco, insatisfacción laboral, síntomas de ansiedad y depresión, mayor probabilidad de fumar, hipertensión y no hacer ejercicio en el tiempo libre".

No obstante, aunque para las mujeres superar la jornada de cuarenta horas contrae cargas más negativas para la salud que para los hombres, el estudio señala que no hay "diferencias de género en el estado de salud".

De la población estudiada, son los hombres los que hacen jornadas laborales más largas (30,4% de los hombres frente el 17,1% de las mujeres), sin embargo, son las mujeres las que dedican más tiempo al hogar, que asciende a más de 20 horas semanales (34,4% de la mujer frente el 9,2% del hombre).

Aun así, el estudio apunta que las graves consecuencias que tienen para la mujer las largas jornadas laborales no "se explican completamente con el hecho de tener que asumir tareas domésticas".

Según el estudio, también hay diferencias, según el nivel socio- económico de cada individuo: por ejemplo, mientras que las mujeres de clase más desfavorecidas son las que tienden a trabajar más horas, en cambio, en el hombre es al revés, es decir, los que trabajan más de cuarenta horas semanales son los que tienen un buen nivel socio-económico.

Otro dato destacable es que las mujeres separadas o divorciadas hacen largas jornadas laborales en mayor proporción que los hombres (5,8% frente al 2,2% de los hombres).

De cara a describir la implicación del trabajo en la salud, el estudio destaca que se tiene que tener en cuenta "la posible larga exposición a unas malas condiciones laborales, así como la vulnerabilidad determinada por las necesidades económicas, que sería más frecuentes entre las ocupaciones menos cualificadas".

En este sentido, dentro del estudio se enfatiza una "necesaria aproximación del género de repercusiones en la salud de las largas jornadas laborales", y lo enfoca en algunos colectivos especialmente sensibles a raíz de los datos obtenidos: los trabajadores de hostelería y restauración, los empleados de tiendas y comercios y las mujeres que hacen tareas en industrias y pequeñas empresas.