martes, 14 de abril de 2009

Entrevista a ANA PELAEZ Vicepresidenta del Comité de la ONU para la Discapacidad


(Entrevista publicada en el periódico El Mundo, el 22 de marzo de 2.009 por PALOMA DIAZ SOTERO)
ANA PELAEZ Vicepresidenta del Comité de la ONU para la Discapacidad y en 2010 será la presidenta. No estaba entre sus planes llegar a tan alta representación, pero su ingente trabajo en medio mundo por la igualdad la han abocado a ello. Con EL MUNDO charla de su nueva función y de otras cuestiones de actualidad.

Las paredes del despacho de Ana Peláez están en blanco, como si acabara de instalarse. Pero su mesa no es la de un recién llegado: misteriosos libros sin letras se apilan en ella. Coge uno. Dice que es la Convención Internacional de los Derechos de Personas con Discapacidad de la ONU. Lo abre, posa sus dedos sobre una página y lee:

«Artículo 5. 2. Los estados partes prohibirán toda discriminación por motivos de discapacidad y garantizarán a todas las personas con discapacidad protección legal igual y efectiva contra la discriminación».

Ana Peláez tiene la responsabilidad de hacer cumplir la Convención, en vigor desde mayo de 2008. El pasado 22 de febrero fue nombrada vicepresidenta del Comité de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. En 2010 asumirá la Presidencia.

Entre viaje y viaje a Ginebra, y gracias al trabajo que adelanta por correo electrónico con sus colegas internacionales, este año sigue al pie del cañón como directora de Relaciones Internacionales de la ONCE y como comisionada de Género del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad.

Pregunta.- Usted es la segunda mujer española en un cargo de alta representación en la ONU. ¿Cómo ha sido el camino hasta aquí?

Respuesta.- Mucho trabajo y un compromiso personal muy sincero con los temas a los que me he dedicado siempre, que me cautivan.Aunque yo nunca me había planteado esta meta, ni soñar con trabajar a este nivel para defender los derechos de las personas con discapacidad.

P.- ¿Cómo ven a España en Naciones Unidas?

R.- Por mi experiencia en el Comité, el modelo social de la discapacidad de España se ve verdaderamente como algo muy avanzado. Está mal que yo lo diga, pero la gente suele conocer mucho a la ONCE, como organización de referencia.

P.- Y usted, ¿cómo valora la situación de las personas con discapacidad en nuestro país?

R.- Estamos en un momento de armonización entre lo que dicta la Convención y su transposición a nuestro ordenamiento jurídico.Por ejemplo, van a requerir ajustes importantes figuras jurídicas como la tutela, la guarda o representación de personas con discapacidad.Pero, concretamente, en estos días al tejido asociativo de la discapacidad le preocupa enormemente el proyecto de reforma de la regulación del aborto porque constituye una clara discriminación hacia las personas con discapacidad que no puede darse en una sociedad como la nuestra.

P.- ¿En qué sentido?

R.- Me refiero a los supuestos que van a posibilitar practicar un aborto indefinidamente si el feto presenta malformaciones o enfermedades graves incompatibles con la vida. Si tenemos presente que la ratificación de la Convención por España no puede ser un hecho neutro, sino que debe tener su reflejo en la legislación, este proyecto no puede contemplar con excepcionalidad este supuesto.La admisión del llamado aborto eugenésico es discriminatoria por conceder menor valía a la vida de una persona que probablemente llegue a tener una discapacidad.

P.- Esta lectura, ¿implica un rechazo del derecho al aborto?

R.- Cada uno tiene derecho a decidir lo que quiera. Pero, si vamos a una ley de plazos, hay que meter en esos plazos a todo el mundo. Que piensen bien cuántas semanas quieren y que lo hagan, pero que no saquen la discapacidad y digan: 'Si tiene discapacidad, en cualquier momento, por la puerta rápida'.

P.- Usted ha dedicado gran parte de su lucha a la igualdad de la mujer. ¿Qué urge hacer en este aspecto?

R.- En España hay un largo camino que recorrer en la igualdad de género de las mujeres con discapacidad. Por ejemplo, en el derecho a la maternidad: hay muchas mujeres que, por estar en una silla de ruedas, no pueden acceder a un programa de reproducción asistida. O en la esterilización de adolescentes y mujeres con discapacidad intelectual, una mutilación que se practica como método anticonceptivo.

P.- ¿Qué piensa aportar a la ONU?

R.- Mi experiencia profesional acumulada con la infancia, el género, la cooperación, la educación, el empleo, la participación política, la percepción social de la discapacidad... Tengo un compromiso personal muy fuerte con todo esto, que pondré a disposición del Comité.

P.- ¿Y cuál es su labor en él?

R.- El Comité acaba de crearse [el pasado 22 de febrero], así que este año fundamentalmente trabajamos en tres líneas de desarrollo normativo interno: las reglas de procedimiento, los métodos de trabajo y las directrices que tenemos que remitir a todos los estados para que, a partir de 2010, presenten sus informes al Comité. Ahora trabajo en el desarrollo de las directrices con mis compañeros de Hungría y Kenia. También tenemos que trabajar en cómo transversalizar la discapacidad en el resto de órganos de la ONU.



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«No soy una 'superwoman'»
P. D. S. / Madrid

Cuando Ana llega a la mitad de una línea con su índice izquierdo da el relevo al índice derecho para que acabe de leerla; y mientras el derecho termina la línea, el izquierdo empieza a leer la siguiente.Ambas manos se tocan y se separan a una velocidad desconcertante, en un vaivén sinsentido para quienes vemos con los ojos.

Ciega de nacimiento, lee desde los tres años. «Tuve la suerte de que se me estimuló muy bien». La acostumbraron a que sus dedos siguieran el tic-tac de un metrónomo, el mismo con el que estudiaba piano. Pero ella quería que otros la leyeran. «A los seis años, mi padre me regaló un máquina de escribir letra 25 de Olivetti para escribir mis crónicas y mis cuentos porque quería ser periodista».

De aquel sueño infantil a ser la segunda mujer española al frente de un órgano de la ONU han pasado casi 36 años, la mitad de ellos luchando por la igualdad de las personas con discapacidad, sobre todo, mujeres y niños.

Estudió dos carreras a la vez, «una por la mañana y otra por la tarde»: «Le sacaba mucho más partido al día». Se licenció en Ciencias de la Educación y en Psicología. También hizo un máster en Necesidades Especiales de las personas con discapacidad.

La ONCE forma parte de su vida. Empezó yendo a un colegio de la organización y ahora es la directora de Relaciones Internacionales y vicepresidenta ejecutiva para América Latina. Gracias a su trabajo y a su iniciativa propia, ha visitado 80 países: «Intuyo en gran medida cómo viven las personas con discapacidad en muchas partes del mundo».

Asimismo, forma parte del Comité de Representantes de Personas con Discapacidad, donde es comisionada de Género para la UE y presidenta de la Comisión de la Mujer. También es presidenta del Comité de Mujeres del Foro Europeo de la Discapacidad.

A sus trabajos se debe la inclusión de un artículo específico sobre la mujer en la Convención Internacional de Derechos de las Personas con Discpacidad, en vigor desde 2008. En su último libro, Maternidad y Discapacidad, aborda las dificultades de las mujeres con discapacidad para ser madres.

A finales de 2008 fue elegida miembro del Comité de la ONU sobre los Derechos de Personas con Discapacidad. El pasado 22 de febrero, en Ginebra, la propusieron como presidenta del Comité junto al representante jordano. Conciliadora, y «para que los demás no se vieran obligados a tener que elegir», propuso a su colega, Al Tarwenh, compartir la presidencia y la vicepresidencia. Ambos acordaron que este año él ocuparía la primera y ella, la segunda.En 2010, Ana Peláez será la presidenta del Comité.

Con semejante currículum, se quita importancia. Todos sus méritos los atribuye a su «compromiso». «No soy una superwoman. Me encanta lo que hago».

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