El 4 de abril apareció en la contra de la Vanguardia una entrevista penosa, triste, agria,...me resistí a colgarla en su día precisamente por esa radicalidad en lo negativo. Pero ayer tuve una alegría. Leí en La Vanguardia on line la carta de una madre que, con mucho empuje, saca adelante su vida y es enteramente feliz. A continuación transcribo parte de la contra (todo lo que he podido copiar en La Vanguardia, que no es mucho)para después seguir con la carta dirigida a Corinne Maier.
Fotografía de Corinne Maier.
Corinne Maier, portavoz del movimiento Women Child-Free (mujeres libres de hijos)
"Hay que elegir: o tienes un porvenir o tienes hijos"
LLUÍS AMIGUET - 04/04/2008
La familia es la primera cárcel del espíritu. Existe más pederastia, violencia sexista y violaciones dentro de la familia que fuera... Es un punto de vista. Y más crimen, abuso y represión dentro de la familia que fuera... ¡Cuánta frustración, celos, envidias se sufren bajo la apacible hipocresía de la sacralizada vida familiar!
Pues usted bien que fundó una.
Era joven, estaba enamorada y, sobre todo, no sabía lo que quería.
¿Y ahora sí lo sabe?
Tuve que enfrentarme a mí misma y a largas sesiones de psicoanálisis para darme cuenta de que toda mi vida había estado haciendo lo que creía que los demás querían que yo hiciera: trabajar en una empresa aburrida pero segura; tener hijos y marido; votar, pagar impuestos, tener coche, pagar la hipoteca... Y era muy desgraciada. ¿Ahora no hace todo eso? ...
Foto Angeles Montuenga.
Carta a Corinne Maier
Angeles Montuenga Badía 17/04/2008 - Presidenta Fundación Nins
Querida Corinne:
Me levanto a las 7.00. Me gusta escribir. Estoy leyendo a Irene Némirovsky. Tengo un trabajo peor remunerado de lo que debiera. Soy una experta en detección y eliminación de liendres y piojos. A veces juego al golf (soy handicap 18 y más de una vez lo cumplo). Me encanta la jardinería. He visitado la última exposición de Caixa Forum titulada: Príncipes Etruscos, te la recomiendo.
Hago la compra por Internet y por teléfono. No veo la tele. Disfruto hablando con mis amigas. Se me hace cuesta arriba acompañar a mis hijos a médicos, comprarles zapatos y una cocina por recoger.
Me encanta desayunar café y tostadas rodeada de caritas soñolientas y sonrientes. Sexualmente estoy muy satisfecha. Discutimos con una frecuencia soportable. Nuestros pareceres ponen a prueba la flexibilidad y solidez de nuestra relación en numerosas ocasiones. A los 18 años tuve un accidente que me cambió la vida. Es posible que en breve firme un contrato con una editorial del que seguro se hará eco este periódico.
Sin embargo he de confesarte una cosa: desearía volver a quedarme embarazada para poner en 'pause' lo de más arriba y dedicarme a la contemplación de una nueva combinación de los mayores dones del universo concentrados en un trocito de carne caliente que te mira necesitándote.
El mayor de mis logros es el nombre de cada uno de mis 5 hijos. Mi porvenir más inmenso e inabarcable son sus vidas, mis alegrías se multiplican por el factor 5 y el divisor de mis penas es el mencionado número. Mis afanes por su felicidad se elevan hasta el infinito. Mi capacidad de darme la facilita su simple 'mamá, ¿puedes?'. Mi capacidad de amarme la proporciona su mirada incondicional. Me siento redimida por su pasar por alto mis malos momentos. Ellos me hacen saber que no soy así , que 'estoy' así.
No conozco nada humano que no transpire proximidad de otro. No conozco nada verdaderamente dichoso que no pase por la apertura al que espera algo de ti. No entiendo cómo puedes llamar cárcel a la familia. Los enredos, angustias, susceptibilidades, vanidades, orgullos, la autocomplacencia son el entramado que conduce al estado de permanente insatisfacción y soledad. Estar en familia es bajar la guardia. Es quitarte la goma que sostiene tu mejor sonrisa para dejarte caer en los dulces ojos de quien te quiere. Sin más.
En tu infancia, faltó quien te mirara bien. Quien contemplara, con sorpresa, la maravillosa realidad de tu existencia. Es la única explicación a tanto despropósito.
Ojalá los tuyos nunca lean la contra del viernes 4 de abril. En la línea de su horizonte, sólo nubes negras: ni porvenir, ni familia, ni hijos.
viernes, 18 de abril de 2008
Carta de una madre a Corinne Maier
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