jueves, 26 de febrero de 2009

¿Todas las mujeres son iguales?


(Publicado en Forumlibertas el 25 de febrero de 2.009)
Autor: Jorge Enrique Mújica.

El feminismo laicista no tolera la voz de aquéllas que defienden la vida, sólo vale la palabra de las que promueven el aborto y están en contra del matrimonio y la familia
En la granja del señor Jones los animales no estaban felices con su tipo de vida así que un día se rebelan y expulsan a los propietarios.
La revolución fue un éxito por lo que los planes a futuro se multiplican: aprender a leer, estudiar, vivir mejor, construir un molino, fomentar una sociedad donde no haya privilegios para nadie y se mantenga una igualdad de oportunidades, derechos y obligaciones para todos.
Para regular las relaciones entre ellos, redactan una serie de mandamientos inviolables, especie de “código civil”, de entre los que resalta uno especialmente: “Todos los animales son iguales”.
Pero los cerdos van tomando posiciones hasta lograr administrar toda la granja, mientras los demás animales trabajaban para ellos absorbidos por sus falsas promesas y la creencia de que todos son enemigos, excepto los puercos.
Poco a poco los cerdos van desobedeciendo más y más los mandamientos en los que se basa su sociedad: viven mejor que los otros, bajo la excusa de cuidarse para poder llevar de un modo más eficiente el gobierno de la granja. Un día asesinan a varios animales que han confesado, obligadamente, que estaban siendo instigados a matar al líder del grupo.
Era el principio del fin de una promesa. Los animales no ven el progreso de la revolución ni viven mejor que antes; los cerdos cada vez desean prevalecer en un nivel superior llevados por la codicia y el egoísmo. Llegan incluso a aliarse con el hombre al que habían expulsado de la granja; visten y viven como el hombre…
Han pasado los años y todo ha cambiado. Aquel mandamiento que servía de eje para los otros ahora reza: “Todos los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros”.
Aunque la novela Rebelión en la granja, de George Orwell, fue escrita a manera de crítica al comunismo, bien puede aplicarse a la lectura errada que de la feminidad han hecho algunas feministas. Si bien es cierto que sus bases históricas parten de una necesidad real (la reivindicación práctica de los derechos de la mujer), la manera como se ha postulado y el desarrollo que ha conocido, les hacen distar de un auténtico movimiento que promueva verdaderamente una visión correcta de la mujer.
Para quien ve con honestidad la historia, no le resultará costoso reconocer la situación de apocamiento vivido por la mujer hasta el primer cuarto del siglo pasado en algunos sectores de la vida; un ambiente que le llevó a cuestionarse si el papel desempeñado debía limitarse al campo específico de su vocación natural de madre.
La constatación de sus muchas capacidades movió a distintos grupos a querer contribuir con las dotes propiamente femeninas en los ámbitos político, cultural y profesional. Pero lo que se postulaba como enriquecimiento social derivó en ideología cuando a la defensa y promoción de lo femenino, de la feminidad, se le agregó el interés sectario.
"Todos somos iguales”. Aquel mandamiento de la granja fue el eslogan de partida. La pretensión de una igualdad de derechos y oportunidades semejantes a las que tenía el varón y el deseo de enriquecer el mundo con una participación activa en aquellas áreas en las que su feminidad entrará en consonancia y competencia, no eran ilícitas ni malas. El error nació a partir de la corriente que interpretó la igualdad de derechos y oportunidades como una “igualdad” a secas, sin acentos y matices, sin aclaraciones ni diferencias.
Partiendo de un justo principio, y obteniendo las primeras inserciones de la mujer en algunos ámbitos profesionales y políticos, se hizo ver lo obtenido como una revolución exitosa que podía ir a más. Así, centradas en el “ir a más”, faltando una evaluación de la legalidad de los medios, las repercusiones de los fines, y aprovechando las iniciales reivindicaciones de los anhelos lícitos y válidos, los grupos feministas decantaron en el olvido de las obligaciones que seguían a los derechos y las diferencias físicas naturales de la mujer respecto al hombre. Sí, todos los seres humanos son iguales en materia de derechos y obligaciones, pero no en cuanto a dotes y aptitudes, por ejemplo, corporales.
Amparado a la sombra del engañoso progreso, y ejecutado el lavado de cerebro de muchas mujeres de buena intención, aquel revuelo del feminismo ha ido perdiendo de vista a aquella a quien promovía: la mujer.
Nadie va a negar que hoy, en muchas sociedades libres y democráticas, la mujer goza de un estatuto que muchas otras, en otros países, aún no conocen. Pero tampoco se va a pasar de largo la extendida ideología que confronta lo masculino y lo femenino cuando en lugar de contrapuestos son complementarios (pensamiento débil que, en definitiva, lleva a la minusvaloración de la familia y a una constante tensión hombre-mujer).
Menos aún se va a esconder que muchos de esos grupos feministas radicales han ido tomando una importancia creciente que las ha llevado a creerse jueces y árbitros de la vida y reputación de muchas otras mujeres robándoles el derecho a decidir por sí mismas e imponiéndoles ideas.
Así, el feminismo laicista no tolera la voz de aquellas que defienden y están abiertas a la vida, de las que se dicen creyentes, de las que se entregan y donan en la familia, de las que saben compaginar, sabia y valiosamente, maternidad, matrimonio y vida profesional; las estigmatizan y minusvaloran; su voz no cuenta. Sólo vale la palabra de las que promueven el aborto, de las ateas, de las que rechazan el matrimonio y la familia…
Cuando se constata la facilidad con que algunos grupos feministas apoyan el aborto en foros, congresos, reportajes televisivos o de periódico, e incluso ejercen presión ante gobiernos soberanos; cuando se constata la fuerza con que defienden iniciativas o proyectos de ley para legalizar o despenalizar el aborto, so pretexto de la pretendida y poco explicada salud reproductiva; cuando se difama, engaña y manipula la información en torno a cifras, personas, datos y testimonios, cabe pensar: ¿y la vida de esas pequeñas mujeres que están en el vientre de sus madres? Cómo no recordar la derivación a la que llegó el mandamiento de la granja cuando unos se convierten en tiranos de los otros. Es la errada visión del feminismo respecto a la mujer que todavía está en el vientre, y de la que defiende la vida y la familia, de donde nace espontáneamente la constatación que hoy por hoy hace esa ideología falsaria: “Todas las mujeres son iguales, pero unas son más iguales que otras”.
La opinión de algunas feministas no es la voz de todas las mujeres. De hecho, para encauzar bien la interpretación de lo que en realidad se debe defender y promover (lo femenino, la feminidad, lo que la mujer aporta al mundo y lo que puede recibir de él como mujer), han nacido reinterpretaciones que, tomando el término, añaden un adjetivo que califica la orientación que puede servirnos de ayuda para aceptarlo o no.
El hecho de que la mujer haya conocido una reivindicación debe llevarnos a valorarla, agradecerla y reflexionar sobre los límites naturales de ésta, no a modo de condicionamiento impuesto externamente o rechazo al progreso, sino como reconocimiento de las naturales fronteras a las que, tanto mujer como hombre, están sujetos.
Revalorizar el genio femenino no significa entrar en disputa con lo masculino sino que implica común encauce para un mutuo enriquecimiento. El hombre necesita de la mujer y la mujer necesita del hombre. Y si esto es así respecto al sexo opuesto, es de valorar la necesidad de una solidaridad entre las mismas mujeres. La feminidad está abierta a la vida y defiende la vida; reconoce a todas las mujeres iguales.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Las que cuidaron de Eluana

Firmado por Ignacio Aréchaga
Fecha: 10 Febrero 2009

Antes de que Eluana Englaro se convirtiera en un caso de encarnizamiento mediático y de choque político, antes de que fuera una bandera de unos o de otros sobre el fin de la vida, hubo personas que sin hacer declaraciones la cuidaron durante 14 años. Y ahora que se acusa a la Iglesia católica en Italia de querer “imponer” sus convicciones sobre el derecho a morir, no está de más recordar que durante todos estos años ha estado al cuidado de unas religiosas, las Hermanas de la Misericordia, en la clínica Beato Luigi Talamoni, en Lecco.

Por eso, entre la barahúnda de pronunciamientos de estos días, me ha parecido especialmente valioso el testimonio de sor Albina Corti, directora de la clínica donde vivió, antes de ser llevada a la clínica de Udine donde la dejaron morir. Sor Albina no habla de ideas ni de derechos, sino de una persona. “Eluana no es un caso, es una persona viva”, declaraba a la agencia ANSA el día después de que su padre se la llevase.

“Nos hemos quedado muy doloridas”, confesaba, al no poder atender ya a Eluana, a la que consideraban “de nuestra familia”. “No necesitaba nada, solo nuestro amor”. Solo con la alimentación, la hidratación y los cuidados de las religiosas se ha mantenido en vida durante esos 14 años.

Unos piensan que eso no es vida. Pero, como quien la ha visto de cerca tantos años, sor Albina Corti quería transmitir a los médicos de la clínica de Udine su impresión: “Quisiera decirles que la acaricien, que observen su respiración, que escuchen los latidos de su corazón, son tres elementos que les llevarán a amarla”. No tuvieron tiempo.

Las relaciones de las religiosas con el padre de Eluana han sido siempre de “respeto y cortesía” recíprocos. Pero el desenlace les ha dejado un mal sabor de boca. Varias veces las hermanas de la Misericordia le habían dicho: “si considera que su hija está muerta, déjenosla a nosotras”.

Ellas se ocuparon de Eluana con la dedicación que se presta a alguien de la familia. “En Navidad la llevamos a la capilla para la Misa”, recuerda sor Albina, sin pensar que pueden acusarla de “imponer” sus creencias. “La he saludado con un beso y le he dicho: no tengas miedo de lo que te sucederá. Estamos a tu lado. Y sobre todo está cerca de ti un Padre, que te acogerá en sus brazos y un día nos reencontraremos para compartir la alegría de estar juntas”.

Su padre de la tierra tenia otra idea sobre lo que era mejor para su hija, y hay que comprender también su dolor y su dura carga de 17 años con una hija en estado vegetativo. Casos tan extremos y prolongados como éste nunca son fáciles ni nítidos.

Pero lo que hace avanzar la civilización es el cuidado y el afecto que dispensan a los enfermos más débiles personas como las Hermanas de la Misericordia. Quizá porque les impulsa la misericordia, no solo los derechos.

Las instituciones sanitarias de la Iglesia católica proporcionan a muchos de estos pacientes el apoyo necesario para que vivan con dignidad y ánimo su enfermedad. Los “liquidadores”, que llegan al final para utilizar el caso como bandera del “derecho a la muerte digna”, serían más creíbles si hicieran algo positivo por estos enfermos en vida.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Olga Bejano, la pentapléjica más longeva del mundo, muere por parada cardiorrespiratoria


‘Los garabatos de Dios’, su último libro publicado, es una lúcida reflexión sobre la capacidad de superación de las personas y un sí a la vida

La riojana Olga Bejano, pentapléjica durante más de 20 años, murió en la madrugada del pasado 5 de diciembre debido a una parada cardiorrespiratoria. Era la pentapléjica más longeva del mundo y padecía una fuerte neumonía desde hacía varios días, complicada con una fiebre muy alta.

Según explicó a la editorial que publicó sus libros, LibrosLibres, la enfermera que la atendió hasta el último día, esa fue la causa que precipitó de forma irreversible su fallecimiento.

Olga contrajo en 1987 una enfermedad neuromuscular que terminó paralizando la práctica totalidad de su cuerpo. Desde entonces no pudo hablar, ni ver, respiraba artificialmente y se alimentaba a través de una sonda.

Sin embargo, encontró un método para comunicarse con el mundo: haciendo unos garabatos aparentemente incomprensibles con los impulsos de su rodilla, que sus distintas enfermeras aprendieron a traducir lentamente al abecedario.

Gracias a este original sistema, Olga había publicado con gran éxito tres libros: Voz de Papel, Alma de color salmón y Los Garabatos de Dios, todos ellos editados por LibrosLibres.

Los Garabatos de Dios
Su último libro, precisamente, era una lúcida reflexión sobre la grandeza y los límites del ser humano y, especialmente, sobre la capacidad de superación de las personas. Actualmente se encontraba escribiendo su cuarto libro, titulado Alas Rotas.

“Cada día que comienza tengo nuevos sufrimientos, pero no importa estoy convencida de que la vida vale la pena [...] Inevitablemente el dolor te conecta con Dios, ¿quieres saber por qué?”, escribió en la presentación de Los Garabatos de Dios a través de un vídeo que se puede ver en YouTube:



Vivir al límite

“Todos sabemos que lo peor de una enfermedad incurable es el principio y el final. Mi sprint final, por mucho motivos, me está resultando muy difícil, por eso pido oraciones en abundancia. Siempre os estaré agradecida porque habéis sido un estímulo para seguir viviendo al límite de lo imposible”, explicaba Olga Bejano en la última entrevista que concedió.

En los últimos tiempos, Olga había protestado públicamente por una disputa político-administrativa en el Gobierno de la Rioja que le impedía contar con una enfermera todos los días y le obligaba a estar en cama la mayor parte del tiempo. Por ese motivo, la autora había decidido devolver la Medalla de Oro de La Rioja, que le había sido concedida hacía diez años.

A Ramón Sanpedro: “¿Por qué no luchas?”

Olga Bejano comenzó a ser más conocida cuando, hace cuatro años, la película Mar Adentro, protagonizada por Javier Bardem en el papel del pentapléjico Ramón Sampedro, consagró la eutanasia como forma de acabar con el sufrimiento y lo quiso elevar a la categoría de “derecho humano”.

Gracias a la película se supo que Olga y Ramón habían mantenido breve correspondencia, hecho que también había contado Olga en su segundo libro, Alma de color salmón.

En él, la autora relataba: “Ramón me dijo que no podía entender cómo en esas condiciones yo quería seguir viviendo; le respondí que tenía tantas ganas o más que él de irme. Al contrario que él, yo sí era creyente y quería que Dios decidiera cuál era mi día y mi hora, mientras tanto lucharía por conseguir la asistencia que necesito”.

“Le propuse ¿por qué en vez de luchar para morir no luchas para vivir? ¿Por qué no luchas por conseguir una vida independiente, personal que te cuide, una silla eléctrica que te lleve de paseo, un ordenador que puedas usar con la voz? Yo nunca diré sí o no a la eutanasia, daré testimonio con mi vida, los hechos son lo único que cuenta”, añadía.

En la última entrevista que concedió con motivo de la publicación de Los Garabatos de Dios, a finales de 2007, Olga decía lo siguiente: “En este libro explico cómo el Señor me ha ido enviando a lo largo de estos veinte años porciones de conocimiento y sabiduría. Estos maravillosos regalos, eslabones de una misteriosa cadena, me han permitido abrir mi mente, madurar y crecer espiritualmente”.

“Al principio no era consciente de lo que el Señor estaba haciendo conmigo y, ante la aparición de los regalos divinos, decía lo que casi todos los mortales: ‘¡Qué casualidad, qué coincidencia!’. Hasta que, poco a poco, me fui dando cuenta de que todas esas casualidades y coincidencias no eran tales, y que todas, toditas, todas venían del Cielo. El Cielo hace las cosas más grandes de la manera más sencilla y todos sentimos cuándo un sueño es diferente”.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Testimonio de una madre que abortó


La subcomisión del Congreso encargada de revisar la ley del aborto escuchó el desgarrador testimonio de Esperanza Puente, que hace 13 años acabó con la vida de su hijo.
Artículo publicado en el diario ABC, el 3 de diciembre de 2008, por DOMINGO PÉREZ | MADRID.
Han pasado ya trece años, pero la herida sigue abierta. Esperanza Puente se presentó, a requerimiento del PP, ante la subcomisión del Congreso encargada de revisar la ley del aborto con el objetivo de trasladar a los diputados un testimonio desgarrador: su dolorosa experiencia personal.
«He querido explicarles -señaló- lo que vivimos las mujeres cuando vamos a abortar. El miedo, la angustia, la soledad cuando te enfrentas a un embarazo inesperado y te abandona tu pareja, o no hay comprensión por parte de la familia, o te amenazan en el trabajo, «abortas o te despido», o hay exclusión social, o tienes problemas económicos...».
También quiso Esperanza hacerles comprender lo que es una clínica abortista, «lo que se sufre en un centro de éstos. En estos sitios nadie te cuenta nada. Pagas y no te dan factura. En la sala de espera, las mujeres caemos en un pozo sin fondo porque eso no es una sala de espera cualquiera. Allí nadie habla con nadie. Las mujeres lloramos sin lágrimas y gritamos sin voz. Cuando te pasan a hacer la ecografía no te enseñan el ecógrafo para que no puedas ver el tamaño de tu hijo...».
«No se olvida nunca»
Su mensaje ha sido tan duro como esclarecedor: «La muerte de un hijo no se olvida nunca. Y menos en mi caso. Yo tuve muy mala suerte, aunque lo que me sucedió les ha pasado a otras. En estas clínicas las mujeres somos lo que menos importa. A mí me dijeron que mi hijo era sólo un tejido, pero cuando acabaron con mi intervención, el señor que la hizo se largó, la señorita que le acompañaba también y me dejaron, ahí; a mi lado, los restos de mi hijo. Mi hijo tenía este tamaño -muestra un muñequito de unos diez centímetros ya perfectamente formado y reconocible como un niño- y la sorpresa que me llevé es que mi hijo estaba cortado en pedazos. Me faltó la respiración. No pude respirar durante unos segundos. Se me hicieron interminables. No sé cómo me vestí. Ni siquiera sé cómo llegué a casa. Y a partir de ahí sufrí el síndrome postaborto de una manera muy visceral».
«Es una realidad social -prosigue- que está oculta, que se debe dar a conocer porque en base al silencio que hay respecto a lo que es un aborto y lo que supone para la mujer, la sociedad está asumiendo que no pasa nada, que el aborto es un anticonceptivo más». «Pero sí pasa -asegura-, y a eso he venido al Congreso, a dar mi testimonio y a contar lo que sufrí en la más absoluta soledad y desamparo. La misma situación en la que se siguen encontrando hoy las mujeres. Después de un aborto, lo único que encontramos es silencio y soledad. No hay derecho a que en pleno siglo XXI esto siga ocurriendo».«Las mujeres no nos embarazamos ni de perritos, ni de lechugas ni de patatas; perdemos hijos»«A la mujer se le sigue diciendo «no te preocupes, no pasa nada. Tu hijo es un tejido, tu hijo es un grupo de células...». Recientemente, a una señora le dijeron que era un trozo de vesícula», se indigna.
«Hay falta de información. La información se da mal a conciencia. Los poderes públicos deben implicarse de una manera real y efectiva en ayudar a la mujer. Deben saber que las mujeres no queremos abortar, que no nos embarazamos de perritos, ni de lechugas ni de patatas. Nos embarazamos de hijos y por lo tanto perdemos hijos. Y esa pérdida por nuestros hijos es exactamente igual que la sufre una mujer cuando se le mata un hijo en un accidente de tráfico. La diferencia es que nosotras tenemos que enfrentar el sentimiento de culpa por haber participado en la pérdida de nuestros hijos. El síndrome postaborto sale a la luz en cualquier etapa de tu vida, en cualquier momento de la existencia vital de una mujer. Es algo inevitable», apostilla.
Su experiencia es la de la inmensa mayoría de las mujeres que abortan. Lleva cuatro años colaborando con la Fundación Redmadre: «Lo que he explicado es lo que me pasó a mí, pero es muy parecido a lo que me cuentan las mujeres».

martes, 2 de diciembre de 2008

Eduardo Verástegui y el derecho a la vida.



De nuevo expone sus razones por la vida, esta vez en España. Es un video breve en el que pone el acento sobre el derecho a vivir. Echo de menos que no hable del drama que sufre la madre que se ve abocada a esa "solución", pero para eso tenemos toda la película de "Bella" que da respuestas a quienes las necesiten.

martes, 18 de noviembre de 2008

La moda que nos hace más humanos


La moda es un fenómeno social y cultural, pero también un importante sector de la economía, y un motor de la originalidad en las estrategias de comercialización y comunicación. Todos estos aspectos han estado presentes en el Congreso Internacional de Moda, celebrado en el Museo del Traje en Madrid, organizado por la Asociación Moda, Universidad y Empresa en colaboración con el Centro Superior de Diseño de Moda de la Universidad Politécnica de Madrid.
Aceprensa
Firmado por Carmen Llovet
Fecha: 17 Noviembre 2008


Que “la moda hoy debe reivindicarse a sí misma” es más que una afirmación oportuna. El filósofo Alfredo Cruz ofreció en el congreso la reflexión más enriquecedora, al hacer de la moda un sinónimo de cultura. Esa que humaniza nuestra necesidad biológica de vestirnos, igual que la gastronomía lo hace con nuestra natural inclinación a alimentarnos.
Y es que la moda cultiva al ser humano en su dimensión física concreta: en su modo de estar vestido. Un “estar” del que, curiosamente, sólo puede emanar belleza cuando hay un diálogo entre lo que el diseñador quiere y el buen gusto personal. “El vestir no solo cubre el cuerpo, sino que carga de sentido y expresividad nuestra presencia física”, dijo Cruz.

¿Qué hay entonces de la moda que se limita a poner en evidencia nuestra presencia física, desnudando el cuerpo? “Nos deshumaniza, renunciando a la cultura porque no dice más allá que lo que muestra la pura biología”. Y renunciando a nosotros mismos, porque lo natural para el ser humano es crear cultura –cultivar lo biológico–, aunque sea un lenguaje que se aprende en sociedad. Como el lenguaje del pudor, “que facilita la humanización de la forma en que vestimos”.

Ante este ideal, hoy nos abofetea por un lado una moda esteticista, aparente, sin reflexión sobre si parecemos lo que somos, como si lo importante fuera imitar a otros para ser reconocido en un entorno social; y por otro lado, encontramos una moda mercantilista y despótica –hoy se impone esto, mañana lo contrario–, en busca de un consumidor que renuncia a decir algo de sí mismo con su modo de vestir.

Con este punto de partida, donde queda patente que la moda ha llegado a la Universidad como llegó al pensamiento (la Revista de Occidente de Ortega y Gasset ya publicó reflexiones del sociólogo Simmel sobre la moda en 1895), nos queda enfrentarnos a la realización práctica de las ideas. Surgen propuestas para hacer posibles los valores humanos y culturales implícitos en este fenómeno social, que afectan a todos los agentes implicados en el sector de la moda. Una visión integradora que de forma novedosa ha aplicado a la moda la autora Paloma Díaz Soloaga en su libro ‘Cómo gestionar marcas de moda: El valor de la comunicación’.

La conferencia inaugural del sociólogo francés Gilles Lipovetsky, titulada “Moda y lujo en la era hipermoderna”, trazó un panorama en diez puntos sobre las características de la moda en la sociedad actual, diversificando los centros mundiales de referencia: París, Milán, Londres o Nueva York.

Los caminos del diseño y los de la moda

El diseñador está en el origen de todo, como creador que sella toda la firma con su concepto. Pero si su trabajo no llega a la calle, no tiene sentido ni valor: los caminos del diseño –ofrecer creación– y de la moda –convertirse en marca–, se separan, como indicó Modesto Lomba, presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España. El esfuerzo creativo muchas veces vaga asfixiado entre la permanente petición de innovación (el consumidor exige comprar ilusión, no cubrir una simple necesidad) y el desafío de convertir su propuesta en moda entendible, que humanice a la persona que vista su modelo. Porque el consumidor busca en una prenda o complemento la seguridad emocional ante su entorno. Pero “quienes por un exceso de excentricidad proponen algo que no encaja con las condiciones sociales –recuerda el filósofo Cruz–, no están haciendo moda propiamente dicha, sería simplemente estética”.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Las inesperadas consecuencias de las madres de alquiler


ROMA, domingo, 16 noviembre 2008 (ZENIT.org).- El hecho de que las parejas que no pueden tener hijos recurran cada vez más frecuentemente a los servicios de madres de alquiler ha generado un mercado de intereses con dramas inesperados.

Un ejemplo es el destino de una niña de tres meses nacida de una madre de alquiler india, que ha pasado los primeros meses de su vida en medio de una batalla legal. El asunto acaba de resolverse, informaba el 2 de noviembre la CNN. Manjhi y su abuela, llegaron a Osaka, Japón, desde la capital de la India, Nueva Delhi, para encontrarse con su padre biológico.

Un artículo el 6 de octubre en el periódico de Singapur, Strait Times, explicaba los orígenes de la disputa.

Manjhi nació como resultado de la combinación del esperma de un marido japonés y el óvulo de una donante anónima implantado en el útero de una madre de alquiler india de la ciudad de Anand, en el estado de Gujarat.

Los problemas legales surgieron cuando el padre, Ikufumi Yamada, y su esposa, Yuki Yamada, que habían pagado por los servicios de la madre de alquiler, se divorciaron antes del nacimiento de Manjhi. El marido quería tener el bebé, pero su ex esposa ya no lo quería.

La ley india exige que la madre deba estar presente para que el bebé pueda recibir un pasaporte. En el caso de Manjhi ni la madre de la que había nacido ni la ex esposa querían saber nada.

El asunto fue resuelto con una sentencia del Tribunal Supremo de la India que no sólo dio el bebé a Ikufumi Yamada, sino que también confirmó que la subrogación era legal.

Según el Straits Times, la sentencia ha tenido lugar justo después de que el gobierno haya hecho público un proyecto de ley sobre madres de alquiler. Hasta ahora se había actuado en un vacío legal.

Turistas de la fecundación in vitro

El exponencial aumento de la maternidad de alquiler en la India ha sido objeto de creciente atención por parte de los medios. El periódico australiano Sun Herald informaba el 2 de noviembre que India está recibiendo a numerosos turistas de la fecundación in vitro de Europa y Gran Bretaña, atraídos por descarados anuncios como "¡Una joven y sana mujer con sobre ovulación exclusivamente para usted!".

La India no sólo ofrece madres de alquiler, sino también donantes de óvulos para mujeres que vuelan a la India para que les sean implantados.

El artículo del Sun Herald contaba el caso de Ekaterina Aleksandrova, que había conseguido la ciudadanía alemana. Voló a la India, se implantó cinco embriones, y, como consecuencia, se quedó embarazada con un embrión.

Aleksandrova no tiene lazo genético alguno con su bebé, nacido en septiembre. Además, los padres biológicos del bebé viven a 7.000 kilómetros de distancia y son de deferentes lenguas y culturas.

Tanto el esperma como los óvulos provenían de donantes anónimos. El primero fue comprado online de un banco de esperma danés y los segundos provenían de una mujer india.

Otro caso reciente, examinado por la BBC en un reportaje el 12 de octubre, tenía que ver con Bobby y Nikki Burnes. Su hija de tres meses, Daisy, fue concebida en la clínica Rotunda de Bombay.

La niña nació del óvulo de una donante fertilizado con el esperma de Bobby, e implantado en una madre de alquiler.

Según la BBC, el uso de madres de alquiler indias está especialmente extendido entre las parejas asiáticas de Gran Bretaña, debido a la escasez de óvulos o esperma de donantes asiáticos.

En comparación con los países occidentales, también es claramente más barato usar los servicios de las clínicas y mujeres indias. Según la BBC, las madres de alquiler indias reciben entre 2.500 y 3.500 libras (3.922 a 5.475 dólares), el equivalente al salario de 10 años de algunas de ellas.

El 4 de marzo, el International Herald Tribune informaba que el coste de la utilización de los servicios de fecundación in vitro en la India - incluyendo los billetes de avión y el coste de los hoteles - ronda, para las parejas extranjeras, los 25.000 dólares, un tercio de lo que costaría un servicio similar en Estados Unidos.

También haya madres de alquiler disponibles para las parejas del mismo sexo. El artículo relataba el caso de Yonatan Gher y de su pareja masculina no nombras. Usaron los servicios de la misma clínica Rotunda mencionada por la BBC.

En la clínica, el doctor Kausal Kadam creó un embrión para Gher y su pareja, con esperma de uno de los dos hombres - no querían descubrir de quien - y un óvulo extraído de una donante sólo unos minutos antes en otra parte de la clínica.

El artículo observaba que no se permitieron contactos entre la donante del óvulo, la madre de alquiler o los futuros padres.

Preocupación

El reportaje también observaba que el uso de madres de alquiler de la India plantea algunas cuestiones éticas. Los críticos están preocupados por el peligro de explotación. Asimismo, las parejas utilizan los servicios para saltarse las leyes de sus propios países.

Aunque Israel ha legalizado la adopción para las parejas del mismo sexo, todavía no se permiten madres de alquiler para estas parejas.

Otro caso en el que se elude la ley tuvo lugar recientemente con el nacimiento en Francia de trillizos de una mujer de 59 años.

El embarazo de la mujer suscitó controversia en Francia, según un reportaje de Associated Press el 8 de septiembre. La ley francesa sobre donación de óvulos excluye del procedimiento a las mujeres con más de 42 años.

El 12 de marzo Reuters informaba que Japón también está debatiendo el uso de madres de alquiler. Los obstetras japoneses adoptaron una prohibición contra los nacimientos de madres de alquiler en 1983, pero no existe ley alguna que lo prohíba. Reuters explicaba que algunas parejas habían tenido hijos a través de madres de alquiler con la ayuda de médicos en Japón.

Según el artículo un equipo de expertos del Consejo de Ciencia de Japón, que ha debatido el tema durante más de un año a petición del gobierno, sostiene que los nacimientos de madres de alquiler plantean riesgos para la salud tanto de las madres como de los hijos.

Los expertos también citaban la preocupación por la posibilidad de que miembros de la familia se vieran forzados a ejercer el papel de familiares.

"Se necesita nueva legislación y basándose en dicha legislación, sería deseable que en principio se prohibiera por ahora la concepción por madres de alquiler", afirmaba este mes el equipo en un borrador de informe pidiendo que se castigara a los médicos, agentes y clientes por los nacimientos comerciales a través de madres de alquiler.

La columnista de opinión Ellen Goodman también expresaba su preocupación por las madres de alquiler en un artículo publicado el 11 de abril en el Boston Globe.

Goodman expresaba su simpatía por las parejas que tienen dificultades para concebir de forma natural. No obstante, expresaba su preocupación por la comercialización de madres de alquiler, por la que una persona se convierte en un mero producto a comercializar en los mercados internacionales.

"No podemos, por ejemplo, vendernos a nosotros mismos en esclavitud", comentaba. "No podemos vender a nuestros hijos. Pero el negocio de las madres de alquiler se acerca peligrosamente a estas dos cosas".

Respetar la vida

La Iglesia católica es clara respecto a su postura, tanto hacia la fecundación in vitro en su conjunto como también hacia el uso de madres de alquiler. En su instrucción de 1987 sobre el respeto a la vida humana en sus orígenes, la Congregación para la Doctrina de la Fe trataba el tema de las madres de alquiler entre otros puntos.

La instrucción rechazaba la práctica, no sólo porque introduce una tercera persona en la relación del marido y la esposa sino también porque "la maternidad sustitutiva representa una falta objetiva contra las obligaciones del amor materno, de la fidelidad conyugal y de la maternidad responsable".

La instrucción también sostenía que la utilización de una madre de alquiler ofende la dignidad y el derecho del niño a venir al mundo de sus propios padres.

Estas enseñanzas fueron confirmadas por el Catecismo de la Iglesia Católica: "El hijo no puede ser considerado como un objeto de propiedad, a lo que conduciría el reconocimiento de un pretendido ‘derecho al hijo'. A este respecto, sólo el hijo posee verdaderos derechos: el de ‘ser el fruto del acto específico del amor conyugal de sus padres, y tiene también el derecho a ser respetado como persona desde el momento de su concepción'" (No. 2378).

Desgraciadamente la globalización ha alcanzado al vientre materno y está teniendo lugar un comercio de vida humana en detrimento de los derechos humanos.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado