Dedicado a todas las mujeres invisibles
sábado, 13 de junio de 2009
jueves, 4 de junio de 2009
Encender una luz en los corazones
Santa Teresa de Calcuta describe su experiencia en la la casa de un pobre anciano al que fue a visitar, en Melbourne. Es especialmente bonita si tenemos en cuenta que el Señor la eligió para que fuese su luz en los agujeros más oscuros de la tierra: las palabras del anciano debieron ser reconfortantes para ella.
En Melbourne fui a visitar a un pobre anciano cuya existencia era ignorada por todos. Su habitación estaba desordenada y sucia. Intenté limpiarla, pero él se opuso: déjela, está bien así.
Sin que yo insistiera, al final dejó que la limpiase. En la habitación había una magnífica lámpara, cubierta de polvo.
Le pregunté: ¿por qué no la enciendes?
Me contestó: ¿Para qué, si nadie viene a verme? Yo no la necesito.
Le dije entonces: ¿La encenderías si las Hermanas te vinieran a ver?
Y él: Sí. Con tal que pudiera escuchar una voz humana en esta casa, la encendería.
Hace unos días recibí de él esta nota brevísima: dile a mi amiga que la lámpara que prendió en mi vida sigue encendida.
Estos son los seres a los que tenemos que conocer. Conocerlos nos llevará a ofrecerles amor y servicio. No nos demos por satisfechos con ofrecimientos de dinero.
El dinero no basta.
El dinero se puede conseguir.
Ellos tienen necesidad de que nuestras manos les sirvan y de que nuestros corazones les ofrezcan amor.
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